sábado, 3 de marzo de 2012

Nunca nadie, supo, la verdad.

No quiero inventarme más abrazos de esos tuyos, amnésicos. Quiero que me abraces. No quiero quedarme dando vueltas por la cocina, pensando en qué coño estoy buscando, y en lo bonito que eres. Quiero que me mires y sepas lo que quiero. No quiero imaginarme tu sonrisa. Quiero que sonrías. No quiero buscar cómo hacerte feliz. Quiero que lo seas. No quiero buscarte y pedirte que te quedes en mi cama. Quiero que sea obligación por defecto y en efecto. No quiero que me pongas más a prueba. Quiero que pruebes todo lo que puedo darte. No quiero que tengamos que escondernos. Quiero que nos escondamos y no salgamos nunca. No quiero que digas nada de lo que aún no hayas dicho. Quiero que te calles lo que ya se ve en mis ojos. No quiero que duermas conmigo. Quiero que durmamos juntos. No quiero hacerte el amor. Quiero amarte y demostrártelo. No quiero que grites lo que sientes a los cuatro vientos. Quiero que el viento se rompa a gritos desde tu ventana. No quiero cocinar para ti. Quiero que nos comamos el uno al otro. No quiero que nos contemos el día después del trabajo. Quiero que sobren las palabras. No quiero que me pidas nada. Quiero dártelo todo.
                                          

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